Mi viaje como peluquera canina comenzó con una pasión innata por los animales, en particular, por los perros. Desde joven, siempre sentí una conexión especial con estos compañeros leales y supe que quería trabajar con ellos de alguna manera. Cuando llegó el momento de tomar decisiones sobre mi carrera, me di cuenta de que mi verdadera pasión reside en la peluquería canina, donde podría combinar mi amor por los perros con mi habilidad para hacer que se vean y se sientan increíbles.

Mis primeros pasos en esta profesión implica la búsqueda de la educación adecuada. Después de llegar a un país donde no conocía nada.Invertí tiempo y esfuerzo en aprender sobre la anatomía canina, las técnicas de corte, y cómo brindar un cuidado adecuado a las diferentes razas. Me inscribí en cursos de peluquería canina y obtuve certificaciones que validan mis habilidades. Fue un período de aprendizaje intensivo, pero cada momento que pasaba estudiando y practicando me acercaba más a mi objetivo de convertirse en una gran peluquera canina competente.

Con el conocimiento en mano, comencé a trabajar en mi propia peluquería canina. Si haber pasado antes por ninguna otra. Fue así como fui aprendiendo de a poco todo lo que necesitaba para brindar lo mejor. Mis comienzos fueron humildes, pero estaba emocionada por la oportunidad de aplicar lo que había aprendido. A medida que ganaba experiencia, mi confianza crecía, y pronto empecé a construir relaciones con mis clientes de cuatro patas y sus dueños. Ver la gratitud en los ojos de los perros y recibir la aprobación de sus dueños fue increíblemente gratificante.

A lo largo de los años, seguí perfeccionando mis habilidades y ampliando mi clientela. Mi amor por esta profesión solo ha crecido con el tiempo, y no puedo imaginar hacer otra cosa. Cada día en la peluquería canina es una oportunidad para hacer lo que amo y contribuir al bienestar de los adorables perros a los que atiendo.

Mis comienzos como peluquera canina han sido una experiencia apasionante y gratificante. Me siento afortunada de haber convertido mi amor por los perros en una carrera que me llena de alegría y satisfacción. Y saber que puedo compartir con todos mis conocimientos es lo que más me alegra, porque también descubrí mi pasión por enseñar y dar la oportunidad a personas que se formen y lleguen a ser como yo o mejor en este sector. 

El camino que me llevó a fundar mi academia de peluquería canina 10 años después de haberme adentrado en este apasionante mundo ha sido una travesía llena de dedicación, sueños y un amor profundo por los perros. Desde mis primeros pasos como peluquera canina, sabía que Este era mi destino, pero nunca imaginé hasta qué punto llegaría mi compromiso.

Durante una década, trabajó incansablemente en perfeccionar mis habilidades, en aprender de cada raza, en entender sus necesidades y en desarrollar mi propia visión de cómo la peluquería canina puede elevarse a un nivel superior. Cada día en la sala de Grooming era una oportunidad para aprender, crecer y conectarse con los perros de mis clientes. Cada peluquería era un lienzo en blanco en el que plasmaba mi creatividad y cariño.

A lo largo de los años, se enfrentó a desafíos que me han hecho cuestionar mi camino, pero mi pasión y determinación nunca flaquearon. Invertí tiempo y recursos en mi formación, obteniendo certificaciones y aprendiendo de los maestros más respetados de la industria. Cada paso que di me acercaba más a mi sueño de crear una academia donde otros amantes de los perros pudieran aprender y crecer de la misma manera que lo hice.

El sacrificio fue inmenso. Sacrifiqué tiempo con amigos y familiares, noches de descanso y muchas comodidades personales para invertir en mi educación y en la construcción de la academia. Cada lágrima derramada, cada momento de incertidumbre, valió la pena para alcanzar mi objetivo.

Finalmente, llegó el día en que abrió las puertas de mi academia de peluquería canina. Sentí una mezcla abrumadora de emoción, orgullo y gratitud. La satisfacción de haber transformado mi sueño en una realidad palpable fue indescriptible. Ver a mis estudiantes aprender y crecer, y ver cómo sus ojos brillan al lograr un corte perfecto, me llena de alegría y confirma que todos los desafíos y sacrificios han valido la pena.

Mi academia no es solo un lugar de enseñanza, es un lugar de amor y dedicación hacia los perros. Cada día que paso aquí es un tributo a mi pasión y una prueba de que con esfuerzo y determinación, los sueños se pueden convertir en realidad. Estoy agradecida por el viaje y emocionada por lo que depara el futuro, sabiendo que mi amor por los perros siempre será el motor que me impulsa a seguir adelante en este hermoso camino.

Paola Arias

Directora Glamour Academia Estética Canina